Lo admito, utilizo el típico titular llamativo para enganchar al lector y luego llevarlo a un sitio diferente. Bueno, tampoco tan diferente porque esta vez quiero señalar una diferencia entre mi tierra natal Alemania y mi patria adoptiva España que llevo tiempo queriendo comentar. Simplificando un poco la idea, la diferencia consiste en que en la primera la gente es más “casera”, y en la segunda, más “callejera”. Sin embargo, con eso no solo me refiero a que, por cuestiones climáticas, se tiende a pasar más tiempo en casa en – gran parte de – Alemania, y más tiempo en la calle en – gran parte de – España. Perdonad que generalice; sé muy bien que no es lo mismo hablar del Levante o de Andalucía que de Galicia o de Asturias, por mencionar solo unos ejemplos. Y por supuesto que tampoco se puede medir por el mismo rasero la vida en una ciudad y la vida en una zona rural, así que soy muy consciente de que comparar “Alemania” y “España” es generalizar mucho, ya que, como siempre, hablo solo de mis propias vivencias.
Y para muestra, una pequeña anécdota: Cuando ya llevaba unos años viviendo en Valencia, un amigo alemán vino a la ciudad a hacer sus prácticas aquí. Vivía cerca de mi casa, y un día se presentó de repente con unas cuantas birras en mano. Me sorprendió como algo nada habitual por varios motivos: Mi colega a) se había autoinvitado, b) no se había pasado para proponer ir a un bar, y c) encima había traído la bebida él mismo. Puede parecer una americanada presentarse con un “sexteto cervecil” en casa de alguien, pero lo cierto es que en Alemania es de lo más normal visitarse en casa, incluso de forma espontánea (¡“Alemania” y “espontáneo” en la misma frase!) con algo de comer o de beber. Diréis “claro, con el frío que hace en Alemania, la gente prefiere estar en casa en vez de salir”. Sí y no, porque también en verano (¡existe también en Alemania!) y para celebraciones tales como cumpleaños, Nochevieja, etc. la gente invita a su casa. En Valencia, cuando voy a un cumpleaños infantil con mis hijos, suele ser en un parque o un parque de bolas; cuando quedamos los amigos, suele ser en un bar o un restaurante. Y no creo que tenga amigos que sean más comedores o bebedores que otros. Cada vez que hablamos de vernos, la segunda pregunta es “¿Y dónde quedamos?”, y ya está claro que no hablamos de “tu casa o la mía”. En Valencia tengo buenos amigos españoles cuya casa he visto una o ninguna vez, e incluso otros de los que ni siquiera sé por dónde viven. Nos vemos a menudo, pero para comer, cenar o tomar algo fuera o para ir al cine, a conciertos, etc. Y es que ellos simplemente no sienten la necesidad de enseñar su casa, y yo no siento la necesidad de verla para apreciarlos como amigos.
En Alemania, en cambio, es habitual hacer este tipo de quedadas en casa, aunque no necesariamente dentro de la misma, sino también en el jardín, la terraza o el balcón. Cuando voy ahí y quedo con amigos o familiares, casi siempre me invitan a su casa, o les invito yo a la mía (= de mis padres), y solo en algunas ocasiones quedamos fuera. De hecho, mucha gente incluso disfruta arreglando y enseñando su casa. Por cierto, en Alemania abundan los programas de TV en los que la gente enseña su casa o cómo la reforma o la decora; triunfan los programas de telerrealidad de bricolaje y también de cocina en los que los protagonistas preparan algo en su propia cocina para servirlo a los comensales en el propio salón. Y corregidme si me equivoco (porque llevo dos años sin televisión), pero creo que en España no hay tantos programas donde una casa particular real sea protagonista o escenario.
Parece curioso que muchos alemanes se sepan en español aquella frase de “mi casa es tu/su casa”, porque, aunque los españoles que conozco no carecen para nada de hospitalidad, no usan esta frase en absoluto. En su caso sería más bien “su es casa es su casa”.
PD: Sin embargo, ahí está la conocida campaña de IKEA, que parece querer llevarme la contraria. ¿Qué opináis? ¿Puede que algo esté cambiando?
Superinteresante. No me había parado a pensarlo, pero tienes toda la razón: nunca he estado en tantas fiestas “caseras” como cuando viví en Alemania. Y siempre llevando mi “sexteto cervecil”, claro. 😛
Me atrevería a lanzar varias hipótesis por las que sucede esto (entre otras causas):
Primero, España es el país de la UE con menos gente viviendo en casas (el piso es la vivienda por excelencia) (http://www.elmundo.es/economia/2016/02/02/56b062f546163f6a508b4674.html). Digo yo que en algo influirá puesto que, cuando tienes un casa con jardín o terraza grande, es más fácil organizar pequeñas fiestas e invitar a gente.
Segundo, la arraigada cultura española de la casa en propiedad, en contraposición al alquiler (costumbre que está cambiando). Me da la sensación de que el concepto de casa, en España, es algo más personal e intransferible, más refugio, más (como tú has dicho) “Mi casa es mi casa/Su casa es su casa”, y cuesta más dejar entrar a la gente a ese espacio tan propio. Yo he llegado a vivir en Alemania en una casa que me alquilaron con todo dentro (fotos, cds, ropa, libros, etc.) una pareja a la que no conocía de nada. Personalmente, creo que a mí me costaría bastante hacer lo mismo en mi casa. Si el piso fuera de alquiler, creo que sería más permisiva y más “¡Que venga todo el mundo!”. No sé…
My two cents.
Gracias por comentar, María. Sí, también he estado pensando en los motivos de esta diferencia (cuya existencia confirmas, por lo que veo), pero no he llegado a ninguna conclusión. Añadiría que en un contexto estudiantil, una fiesta en casa (= piso compartido) es algo que también he vivido en España, aunque lo cierto es que los que las celebrábamos éramos los erasmus, y los estudiantes españoles eran más bien los invitados. No creo que en Alemania tengamos menos apego a nuestros pisos (en España también triunfa el Airbnb, es decir, la gente alquila sus casas sin miedo), pero igual nos gusta más enseñar nuestras casas y disfrutar de ellas también con otros. No estoy seguro…
Hola André,
Pues yo esta vez no lo veo tan claro como vosotros, jeje Os cuento: tengo buenos amigos alemanes en Alemania y no visito sus casas ni más, ni menos que las visitas (o invitaciones) que hacía a mis amigos españoles en España. Desde mi época de estudiante suelo hacer muchas fiestas en casa, barbacoas, cenas, cafés, quedadas para jugar a juegos de mesa, etc… Lo hacía mucho en España y ahora en Alemania lo hago también, pero quizás un poco menos a menudo, la verdad. ¿Puede ser la edad o el entorno? ¿Quizá la forma de ser de cada uno? La verdad es que estoy confundida y no sé que pensar… jeje
Un saludooooo
Hola, Rosa:
Gracias por comentar. Claro, hablo de mis propias vivencias y percepciones, por lo que tu caso puede ser perfectamente diferente. Hay muchos factores que pueden influir (entre ellos, la edad y la forma de ser, como bien dices), pero justo este tipo de artículos me sirve como “sonda” para recoger todo tipo de opiniones y saber si lo que vivo yo es aplicable en general o solo en mi “microcosmo”. De momento, tomo nota de que lo has comentado… ¡gracias!
Saludos,
André