De Señores y Senioren – la traducción de “Arrugas”

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[Articulo publicado originalmente en el blog propio de la editorial von Reprodukt]

La traducción de Arrugas de Paco Rocas (Kopf in den Wolken en Alemania) fue todo un golpe de suerte para mí, ya que es una de mis novelas gráficas favoritas. Lo cierto es que la temática es poco habitual para un comic, porque “gente mayor, residencia y alzheimer” no suena a mucho entretenimiento. Por suerte, conocí la obra mucho antes de que me llegara el encargo de su traducción, ya que ya la había devorado en el 2008, es decir, poco después de su publicación. Sin embargo, un traductor se sumerge mucho más en una obra que un lector normal. Cada frase, cada palabra debe interpretarse y traducirse correctamente al alemán, sin poder saltarse los dobles sentidos, los juegos de palabra o referencias. Y es que, en general, la traducción de cómics no es tan fácil como se supone, pero ya he escrito sobre ello.

En el presente caso, lo me causó quebraderos de cabeza fue el hecho que Arrugas es una historia que podría suceder en cualquier parte del mundo, porque trata temas universales. Sin embargo, el lenguaje y el lugar de la acción son claramente españoles, por lo que, al traducir, tuve que intentar conseguir el equilibrio entre no pasarme con la localización para mantener el trasfondo español, ofreciendo al mismo tiempo al lector una historia fácil de aplicar a sí mismo y su entorno.

Como siempre, el proceso de traducción implicó la toma de muchas decisiones pequeñas, y de unas cuantas grandes. En algunas ocasiones las tomé en solitario, en otras junto con la redacción y, sobre todo, con la lectora Heike Drescher, a la que agradezco la estupenda colaboración. A continuación quiero hablar de algunas de estas decisiones:

Buscar un título

En realidad, el título de la versión alemana, Kopf in den Wolken (literalmente: “cabeza en las nubes”), no es cosa mía. Además de la traducción literal del título original –“Falten”/”Runzeln”– yo había hecho varias propuestas, pero, finalmente, la editorial Reprodukt se decidió por uno muy diferente (pero bastante adecuado, como me parece ahora). No quiero que suene como si estuviera ofendido o haciendo reproches, porque para elegir el título apropiado –al igual que en el caso de las películas– hay que tener en cuenta muchos criterios que van más allá de la mera traducción: la estrategia de marketing, palabras deseadas para llamar la atención, títulos (parecidos) ya registrados, asociaciones diversas y otros.

Lo bueno, si breve, dos veces bueno

Esto se aplica sobre todo a los textos que deben caber en bocadillos (pequeños). El español es conocido por sus palabras cortas y concisas, cuyos equivalentes en alemán pueden llegar a ser largos… ¡e incluso demasiado largos! Entonces no queda más remedio que acortar y parafrasear hasta que el texto entre en el bocadillo. Por ejemplo, por falta de espacio me tocó convertir “Wie geht es Ihnen?” en “Wie geht’s?” (ver página de ejemplo abajo). Por suerte, Roca usó bocadillos bastante generosos en su obra y no los llegó a llenar en la mayoría de los casos, por lo que he podido sustituir “Lo dejé aquí anoche“ por “Ich habe sie gestern hier hingelegt”, sin tener que contar todos los caracteres, tal como suele ser el caso en la traducción de otros cómics.

Saludar, ¿pero cómo?

“Buenos días” es un saludo que conocen incluso los lectores alemanes que no hablan nada de castellano, pero en alemán se puede traducir como “Guten Tag” o como “Guten Morgen” (dependiendo de si es temprano o no). Por lo tanto, primero hay que averiguar qué hora del día es en la historia. Y como no hay muchas viñetas que tengan un reloj, he tenido que hacer de Sherlock Holmes y de buscar pequeñas pistas: ¿acaban de desayunar en la residencia? ¿O es que ya han comido? (ver página de ejemplo arriba)

¿Tutear o hablar de usted?

Una consideración típica en las traducciones literarias a partir de un texto en español es ésta: ¿qué hacer con el “tuteo”? En España es mucho más habitual y nada irrespetuoso tutearse a la mínima, también entre adultos. Por eso, a la hora de traducir al alemán, hay que decidir cuándo podría sonarle extraño al lector alemán. Al fin y al cabo, hay que evitar que se quede enganchado en puntos en los que no toca y se distraiga del relato.

¿Emilio o Emil?

Como el propio autor me contó, en otros países no siempre se han mantenido los nombres propios de los protagonistas, es decir que en la edición francesa, por ejemplo, se llaman Ernest (en vez de Emilio) y Émile (en vez de Miguel). Reprodukt y yo decidimos al respecto mantener los nombres españoles, ya que –a pesar de la universalidad de la temática– Paco Roca escribió sobre gente mayor española, y no sobre un tal “Emil” o “Michael”. Sin embargo, sí nos permitimos hacer una excepción, porque el foxterrier despistado que aparece al final de la obra se llama Milú en el original. Y no es un nombre de perro cualquiera, sino la versión española del fiel acompañante del reportero Tintín. Roca suele citar a Hergé como uno de sus grandes ídolos, por lo que este foxterrier es un homenaje intencionado al autor belga, algo que tampoco se le debe escapar al lector alemán. Por eso, en la traducción es Struppi quien se sube al ascensor, y no Milú.

“Doña” y “Don” en vez de “Señora” y “Señor”

Antes que nada, acordé con la redacción mantener los tratamientos en español, para que el relato no parezca demasiado alemán. Por lo tanto, la profesora de gimnasia se sigue llamando Señorita Ana, y las personas mayores que no se tutean, se dirigen unos a otros con “Don”/”Doña” en vez de “Señor”/”Señora”, cuando le sigue el nombre de pila en vez del apellido. Es por eso que Miguel le suele sacar el dinero a Doña Sol, y no a la Señora Sol.

Juegos de palabra

A lo largo de su obra, Paco Roca utiliza diferentes recursos para permitir al lector ponerse en el lugar de un enfermo de alzheimer. Además de de trucos visuales, se sirve también del lenguaje para hacernos entender el alcance de la enfermedad. Así, por ejemplo, en el original se le pide a Emilio durante un juego de pelota que pase la “talope”. Este cambio de letras demuestra de qué manera Emilio (mal)entiende las palabras, por lo que también se ha mantenido en la traducción. Por desgracia, el equivalente alemán “Ball” es un monosílabo, y convertido en “Llab” no queda tan ilustrativa como la palabra española de tres sílabas.

En otro momento, Emilio lee en voz alta el párrafo de un libro en el que aparece el nombre de Florentino. Cuando intenta repetir este párrafo de memoria, se atasca con el nombre, ya que despierta diferentes asociaciones en él. Así, en el original menciona una ciudad del mismo nombre, que seguramente no le sonará al lector alemán. Por eso he optado por recurrir a otras variaciones del nombre, como una galleta y un sombrero, que en alemán se llaman “Florentiner”. De este forma, los fallos de Emilio se han podido trasladar a la versión alemana.

Citar sin dudar

En un ejercicio de memoria, Emilio lee El amor en los tiempos de cólera de Gabriel García Márquez y cita un párrafo, si bien se trata de una versión ligeramente cortada, como he podido averiguar. Para que los lectores alemanes que conozcan la obra, experimenten el mismo efecto de reconocimiento que ofrece Paco Roca al lector español, contacté con Dagmar Timm-Ploetz, la traductora de la obra de Márquez en cuestión, y le pedí ayuda. Fue tan amable y me envió su traducción al alemán del párrafo correspondiente, por lo que le doy las gracias una vez más.

¡O rimas o te borro!

Una de las habitantes de la residencia, Antonia, insiste en preparar un pequeño e ingenuo poema para la fiesta de Navidad, en el que habla del hecho de hacerse mayor y apela, además, a la gente joven para que muestre algo más tolerancia y respeto. Cuando se atasca en un punto del poema, el cascarrabias de Miguel lo termina con una línea socarrona y autoirónica. Y claro, en la traducción había que buscar las rimas apropiadas con el matiz de cada uno de las personas mayores. No fue tarea fácil, pero tampoco imposible, como demuestra la página de ejemplo abajo.

Notas a pie de página: cuándo ponerlas, dónde y por qué

Las notas a pie de página me parecen un mal necesario: un “mal” porque en realidad alteran el flujo de lectura y desvían la atención del lector del argumento, y “necesario” porque algunos términos o nombres propios sin traducir o intraducibles simplemente requieren una explicación. Por suerte, en Kopf in den Wolken solo ha sido necesario una vez, para explicar el significado de una palabra española que se ha quedado sin traducir. Y es que no creo que muchos alemanes sepan lo que es el “turrón”…

18 Comentarios

  1. Me ha encantado tu desgranamiento de la traducción y como se dice en el primer comentario, es un claro ejemplo de que traducir no es solo ir palabra por palabra con un diccionario al lado. Con tu permiso comparto, que pena que no sepa alemán porque podría entenderlo mejor, pero un ole enorme por el gran trabajo que seguro que has hecho. Solo con leer las explicaciones, ya se siente toda la ilusión y la pasión puesta en este proyecto, así que no me cabe duda que el resultado final es un éxito rotundo.

  2. Que delicia leer el proceso con sus piedras por el camino y como se fueron salvando. Es super interesante creo que a todos nos gustaria que hiecieras esto más veces. Delicioso, absolutamente, se nota la pasión y buen hacer en tu trabajo.
    Milú, el gran Milú, hasta a mi perro le puse Milu, aqui en Alemania… creia que todos lo entenderian porque quien no conoce a Tintin y Milú??? Hasta que tras dar mil explicaciones de quien era Tintin y Milú me saltaron con: Tim und Struppi.
    No se explicarlo, pero me dió pena saber que Milú no era Milú en todos lados…

  3. Soy una estudiante de traducción, acabo de leer el artículo, hace poco que he venido leyendo este blog y me parece muy interesante las publicaciones que compartes. Me gusta como detallas cada proceso de traducción de un idioma a otro, explicando como superaste los problemas al momento de traducir. Espero que sigas compartiendo estos tipos de artículos, que nos son muy útiles 🙂
    gracias,
    saludos.

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