Una pareja de españoles –llamémoslos Amparo y Vicente– viajaba en coche por Europa. Una noche se les averió el vehículo en un lugar desierto e inhóspito. Después de andar mucho tiempo, por fin llegaron a un hotel lúgubre con restaurante. Desesperados por el cansancio y el hambre, entraron a pedir ayuda y cenar. Los recibió un camarero de aspecto inquietante, quien dijo llamarse “Bad Stuff” y les entregó la carta. Aliviados, descubrieron platos que les resultaban familiares, como “frankfurt de pollo”, “espagueti a la carbonara con nata”, “pizza hawaiana”, “hummus de lentejas”, “sushi con palitos de cangrejo” y otros manjares semejantes. La boca se les hizo agua, así que pidieron de todo. Apenas habían terminado de cenar, salió el excéntrico chef y se les presentó como “Frank-N-furter”. Invitó a Amparo y Vicente a descubrir su laboratorio gastronómico y, entre robots de cocina y cachivaches misteriosos, les enseñó su última creación, llamada “Rocky Horror Paella”, una criatura hecha a semejanza de la paella valenciana, pero con chorizo, guisantes y mejillones. Horrorizada, la pareja española se echó las manos a la cabeza y salió corriendo hacia su habitación.
A pesar del cansancio, ninguno de los dos pegó ojo en toda la noche pensando en la aberración que habían visto en el laboratorio. ¿Y si la criatura paellosa lograra salir del laboratorio? ¿Y si llegara a reproducirse? Al día siguiente, asustados y ojerosos, se toparon con el camarero Bad Stuff y le contaron lo sucedido. Este, no obstante, no pareció sorprenderse y les explicó que, en todo el mundo, los cocineros como Frank-N-furter llevaban años realizando experimentos culinarios inimaginables y que precisamente la cena de la noche anterior había consistido en algunas de sus creaciones más conocidas. La pareja no daba crédito, por lo que el camarero les reveló que la auténtica salchicha frankfurt alemana se hace solo con carne de cerdo, que la salsa carbonara italiana en realidad no lleva nata, que la pizza hawaiana viene de Canadá, que el hummus de lentejas no tiene sentido porque “hummus” significaba “garbanzo” en árabe y que el sushi con surimi es más bien un “arroz con cosas” para los japoneses.
Y, así, Amparo y Vicente descubrieron que los manjares internacionales que conocían de toda la vida y que tanto disfrutaban no eran más que creaciones de Frank-N-furter y sus excéntricos colegas, quienes con los años habían ido “pervirtiendo” las especialidades de otras culturas. La pareja se dio cuenta de que no había vuelta atrás y solo les quedaba aceptar vivir en un mundo poblado de inventos culinarios, que, aunque pudieran parecer aterradores, no eran peligrosos.
Para compensarlos por el susto, Frank-N-furter invitó a los españoles y a los demás huéspedes a una gran fiesta con bufet libre. “A paella regalada, no le mires el chorizo”, se reía Vicente contento y, guiñándole un ojo al anfitrión, añadió: “Además, Rocky Horror Paella da menos miedo que los arroces de mi suegra”. Todos, incluso Amparo, soltaron una carcajada. Y fueron felices y comieron… de todo.
(Moraleja: Si comes variaciones de platos tradicionales de otras culturas, tolera que otros coman variaciones de platos tradicionales de la tuya.)