Rey por un día

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Hoy quiero tratar un tema que sobre el que ya hice un comentario en el “manifiesto alemol” y que me sigue fascinando: las muchas expresiones diferentes que usan los españoles para dirigirse unos a otros. Como mencioné en un artículo anterior, incluso a un chaval de treinta y largos (que se mantiene bien) le tutean en España, también en la vida profesional. A alguien de Alemania le puede parecer extraño, pero a mí me gusta. Tan sólo unos pocos de mis clientes –suele ser gente mayor– me llaman “señor Höchemer” o incluso “Don André (Höchemer)” y hacen que yo también me sienta un poco más mayor. Por supuesto que tengo trato con gente mayor no sólo en el trabajo. Si, por ejemplo, le abro la puerta a una señora o un señor de avanzada edad, a menudo me dicen “gracias, joven”. En alemán, las personas mayores también suelen hablar de “junger Mann” o “junge Frau”. Y, claro, algo así sienta de lujo, aunque, según un comentario acertado de un amigo: “Si te gusta que te llamen ‘joven’/’junger Mann’, en realidad, ya no lo eres.”

Recuerdo que, hace años, fui a comprar a una pescadería en Valencia, y la pescadera –bastante joven– me llamó “rey”, “tesoro”, “amor”, “cielo” y “guapo” en cuestión de pocos minutos. Yo sólo pensé “caray, ¡le molo!”. Pero mientras iba guardando las vueltas, todo halagado, escuché como la pescadera le atendió al siguiente cliente, un señor mayor: “Hola, cariño. ¿Qué te pongo, mi rey?”. Está más claro que el agua, ¡el cliente siempre es el rey! Cuando se lo conté a mi mujer, se partió de risa y me aclaró que estas expresiones cariñosas se suelen usar en muchos (pequeños) comercios en España. A un alemán le pueden sonar poco habituales, porque una pregunta del tipo “Was darf’s denn sein, Süßer/Schätzchen?” se asocia más bien a otro sector de servicios… En Valencia, no obstante, he recibido todo tipo de motes afectuosos, como, por ejemplo, “cariño”/“carinyet” o “bonito”/“bonic”/“bonico”. Y sí, parecen salir las cuentas porque, como cliente, me sientan mejor que escuchar un malhumorado “¡el siguiente!”.

En España, a los amigos les gusta llamarse entre sí “chaval” o “colega”. El habla de la calle también incluye a menudo la palabra “macho”, pero sin referirse a una persona machista. Se usa más bien de la misma forma que en alemán decimos “Mensch” o “Mann”: “Alles klar, Mann?” “Mensch, natürlich!” Además hay unos cuantos tratamientos coloquiales que varían según la región. A los valencianos se les conoce por recurrir con frecuencia al amigable “nano”, mientras los madrileños usan la palabra “tronco”, los sevillanos “(qu)illo”, y los murcianos “acho”, por citar solo algunos ejemplos. Pero incluso con estas expresiones informales hay que tener en cuenta ciertas reglas, como me demostró una vez un cliente –curiosamente un inglés–, que en nuestro primer encuentro, respondió a mi presentación formal con el saludo “Che, ¡qué pasa, nano?”. Para una reunión de negocios me pareció demasiado informal y poco oportuno…

No es ninguna novedad que en España la familia tiene un papel especial. Por eso, tampoco sorprende que algunos nombres de parentesco se usen incluso sin que exista vínculo familiar alguno. “tío” y “tía” no sólo se escuchan entre jóvenes, sino, hoy en día, también entre personas de la misma edad en general. Con “hermano” y “hermana”, a su vez, se expresa respeto en ciertos círculos sociales, imitando el habla norteamericana (“brother”/”sister”). Por cierto, “hermano” es como me llama el dueño de un bar local cuando me paso a tomar una cerveza.

Que personas totalmente desconocidas te llamen “hijo”/“hija” tampoco es raro y no indica necesariamente una gran diferencia de edad o una especie de paternalismo por su parte. Mis parientes en Sevilla me llaman con frecuencia “iho”, incluidos mi cuñado (que no tiene muchos años más), mis sobrinos (que tienen bastantes años menos), o las tías de éstos (con las que no tengo ningún parentesco). Y es que, en Andalucía, parece de lo más habitual que la gente desarrolle en seguida sentimientos paternales/maternales…

¿Se te ocurren más formas de tratamiento interesantes en España?

2 Comentarios

  1. Sehr schön beobachtet, André! In meiner Generation war es üblich sich mit ¨colega¨ anzureden, und zwar lange vor der Ausübung eines Berufs. Wie waren eben Schulkollegen. Es freut mich, dass es das noch gibt. Zur Zeit meiner Kindheit war das Duzen nach meinem Gefühl weit weniger häufig, angeblich hat sich das zur Zeit Felipe González´ geändert. Aber besonders interessant finde ich es, wenn sich Menschen mit ¨hombre¨ anreden, selbst wenn nur Frauen gemeint sind. Logisch? Nicht unbedingt, aber frauenfeindlich ist es auch nicht.

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