A partir de hoy, la hostelería española se empieza a hundir. Los restaurantes y bares sufrirán enormes pérdidas en las próximas semanas, ya que, desde hoy, los españoles solo comerán y beberán en casa. El tapeo pertenece al pasado, y el almuerzo tradicional se tomará en forma de un sándwich en el mismo lugar de trabajo. Los amigos quedan a tomar cervezas en el salón de su casa, y las fiestas familiares se celebran en los respectivos hogares. ¿El motivo? Hoy entra en vigor la estricta ley antitabaco que prohíbe fumar en restaurantes, bares, discotecas, bingos y casinos, etc., y que eliminará los puntos de fumadores en aeropuertos y estaciones de tren y autobús. Los no fumadores respiran hondo, los fumadores se sienten limitados en sus derechos y los críticos temen consecuencias económicas. Sin embargo, las leyes similares en otros países han demostrado que la gente no renuncia a salir de fiesta ni a tomar una cerveza o un café en compañía solo porque la obliguen a salir a fumar. A decir verdad, las visiones antes mencionadas son más bien impensables para España, ¿no?