El mundo fascinante del fascículo

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Cuando en España, siguiendo una tradición anual, los fascículos salen como setas, no hace falta consultar el calendario para saber que se está terminando el verano. Año tras año, el final del verano se caracteriza por que en la tele y en la radio nos bombardean con publicidad que nos anima a entregarnos a una pasión coleccionista desenfrenada. Es cuando las editoriales anuncian sus “coleccionables” más o menos inútiles, aparentemente creados para ayudarnos a superar nuestra depresión postvacacional. Claro que en Alemania también existen los coleccionables, pero no tan extendidos, estacionales y sobre todo variados, por expresarlo de manera neutral. En España, te encuentras con enciclopedias, ciclos musicales, DVDs, cursos de idiomas, figuritas de juguete de taquillazos y, sobre todo, miniaturas del tipo “Taxis/Coches de bomberos/Bólidos del mundo”, “Los orinales más originales”, “Los minerales más populares”, “Soldados/Buques de la Primera/Segunda Guerra Mundial”, “Mi casa de muñecas andaluza”, “El ajedrez de Napoleón”, “Huevos de Fabergé”, “Puntas de flecha del neolítico”, “Los rosarios más importantes del mundo”, “Abanicos de diseño” y muchos más que inundan los quioscos en septiembre y multiplican su superficie de exposición.

El primer ejemplar sale gratis o baratísimo para desatar la fiebre coleccionista. Es en los siguientes fascículos cuando hay que aflojar la mosca… Pero al cabo de tres o cuatro semanas, como tarde, los coleccionables con su aparatoso embalaje de cartón y plástico vuelven a desaparecer, por lo que cabe preguntarse: ¿Alguien ha terminado alguna vez alguna de estas colecciones? ¿En realidad es posible? Y además, ¿las editoriales realmente creen que una parte suficientemente grande de la población sufre del síndrome de Diógenes? De ser así, ¿cuándo saldrán por fin algunos coleccionables útiles? Algo como “Cursos de idiomas para políticos”, “La cocina molecular para el ama de casa”, “Cómo aislar mi casa contra los vecinos ruidosos”, “Guiris del mundo”, “Papiroflexia y otras 20 utilidades para tus bonos basura”, “Tacos alemanes en 50 fascículos”, “Ladrillos de los ladrillazos más fascinantes”, “Las mentiras más ingeniosas de los políticos”, “Tus hipotecas escritas en granos de arroz de paella”, “Construye la Sagrada Familia en miniatura”, “Papel higiénico con las caras de los banqueros más conocidos“ y otros.

Y vosotros, ¿qué colecciones echáis de menos?

4 Comentarios

  1. me temo que la de los rosarios no te la has inventado, ¿no? es terrible :oD
    las colecciones se pueden acabar, sí señor, te piden un compromiso de compra y, si no lo tienen, en el quiosco no te vuelven a traer un fascículo, pero yo he acabado dos, así que puedo dar fe de ello. no, la de los orinales no era una. y, no, no voy a empezar la de los rosarios. pero, si hubiese un “curso de réplicas mordaces para tímidos” no me importaría coleccionarlo…

  2. oye André, que yo tambien termine DOS COLECCIONES!!! cuando vengais a casa os las enseño. Se trataba de ir recopilando cada semana un capitulo de una enciclopedia visual sobre el cuerpo humano y la otra sobre los seres vivos, algunas semanas no pude comprarlo, pero al final llame a la editorial para que me lo mandaran a casa y dejarlo todo terminado. Luego me senti muy satisfecha conmigo misma, como cuando terminas perfectamente una tarea que te ha costado tiempo realizarla, nunca mas en mi vida volvi a sentir lo mismo…je,je…asi que animo a todos a que se introduzcan en el maravilloso mundo de las colecciones por fasciculos, aunque luego sean inutiles, lo importante es llegar al final y sentir esa inolvidable sensacion!

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