Profesión: traductor-esponja

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Anoche me colé en una cena. Mejor dicho: me colaron. Estuve en una charla en la Fnac Valencia sobre el cómic “El arte de volar”, del que ya he hablado en este blog y que estoy traduciendo al alemán. Después me quedé a charlar con Antonio Altarriba y Kim, guionista y dibujante respectivamente de la obra en cuestión, y me llevaron a la cena que habían organizado algunos participantes de la Mostra de Valencia y de la Mostra Cómic (Borja Crespo, Christian Osuna, el equipo de “Trash entre amigos” y otros).

Centrado en acribillar a preguntas a Altarriba y Kim, no tuve apenas tiempo para charlar con los demás comensales; ni siquiera me dio tiempo a cenar porque no paré de hablar. Me pareció una oportunidad excelente para conocer a fondo el origen y los antecedentes de la obra que me ocupa, y la aproveché bien. De hecho, me sorprendió saber que hace unas semanas había salido la edición en turco sin que el traductor correspondiente se pusiera en contacto con Altarriba, a diferencia de la traductora al francés, Alexandra Carrasco, que prefirió aclarar sus dudas de traducción con el autor, igual que hago yo. Y es que un cómic, como cualquier otra obra literaria, puede contener juegos de palabras, referencias a otras obras o hechos históricos, ideas más o menos sutiles que atraviesan el texto a modo de hilo conductor, y muchos más recursos que no se deben pasar por alto sino que se deben trasladar igualmente al lector. Entender el proceso de creación de un texto y las intenciones del autor es importante para transmitir correctamente su obra y su mensaje. Mucha gente cree que traducir es un trabajo mecánico en el que los traductores, a modo de diccionarios humanos, simplemente trasladamos palabra por palabra a la lengua de destino. Si fuera así, muchos de los libros que leemos (y que están traducidos) sonarían a instrucciones de uso de una lavadora Made en China… ¿Alguna vez habéis intentado traducir un chiste? Es uno de los muchos desafíos a los que nos enfrentamos los traductores e intérpretes. Otro día os hablo un poco de los obstáculos que hay que superar a la hora de traducir un cómic. Hoy, sin embargo, me toca digerir toda la información que absorbí anoche a modo de esponja…

3 Comentarios

  1. En relación con el tema literario, aunque de refilón, aprovecho para comentarte que el libro más fotografiado de mi caseta en la Feria es el de un alemán al que los dos conocemos… Los alumnos de último curso de primaria y muchos de secundaria vienen con trabajos tipo “¿Tienes un mismo libro en diferentes idiomas?, ¿puedo fotografiarlo?” y cosas por el estilo. Les parece alucinante que tenga un libro en alemán (“¡Hala, en alemán, tía no te puedo!”) y se corre la voz y vienen en tropel a documentarlo. Igual puedes sacar una pasta con los derechos de autor de la portada… Un abarazo.

  2. […] Wie ich bereits vor einiger Zeit erwähnte, beschäftigt mich derzeit neben allerlei eher langweiligen juristischen Übersetzungen auch eine sehr interessante Comic-Übersetzung. Genauer gesagt handelt es sich um ein Werk, das dem Genre „Graphic Novel“ angehört und mir mit zahlreichen Herausforderungen viel Spaß und Kopfzerbrechen bereitet. Wie man meinem Blog zweifellos anmerkt, spreche ich gern von meiner Arbeit und erfülle nebenbei noch ungefragt die Mission, den Berufsstand der Übersetzer etwas bekannter und verständlicher für die Allgemeinheit zu machen. Daher nutze ich meinem professionellen Ausflug in die Comic-Welt, um diese immer beliebtere Kunst- und Literaturgattung aus der Sicht des Übersetzers zu betrachten. […]

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