Hace unos días, mi mujer y yo aprovechamos una ocasión especial para visitar un restaurante que desde hace tiempo nos llamaba la atención: El Alto de Colón. El nombre ya delata su ubicación, ya que este restaurante pequeño, pero matón elegante se encuentra en lo alto del Mercado de Colón en Valencia, por lo que ofrece unas vistas estupendas al interior del antiguo mercado. El local es moderno y ofrece platos igual de modernos, que son verdaderos manjares. Aunque puedan parecer muy pequeños en los platos enormes, no se trata de comida minimalista. Los precios tampoco son minimalistas, pero, en cambio, pudimos disfrutar de pequeñas obras de arte culinarias que no solo deleitan el ojo sino también el paladar. No, el restaurante no me paga por esta crítica, ¡es voluntaria! Por eso, también menciono los defectos: La cerveza no es de barril, sino de botella (0,33 l), pero la sirven en una copa que es más pequeña, sin dejarte la botella (pregunta: ¿qué harán con el culín?). El postre hay que pedirlo al principio porque la preparación requiere mucho tiempo (al menos, ése fue el argumento del camarero). Éstos fueron los puntos débiles…
Os adjunto algunas fotos de dudosa calidad de los manjares que pedimos. Por desgracia, faltan algunos porque, a veces, el tenedor fue más rápido que la cámara:
Lubina con creme de alcachofas
Ceviche de atún con crema ce aceitunas
Torta en llanda (sí, a nosotros también nos extrañó la presentación y preguntamos sí nos habían servido bien)
Membrillo, helado de queso y trufa
Pastas con el café (un detalle de la casa, aunque seguramente de sobra incluido en la cuenta)
En resumen, nos gustaron tanto el servicio como la cena, aunque la crítica general del restaurante es bastante mixta.