Tengo una ligera intuición de que, este año, mis vacaciones de verano serán algo “diferentes”. Aun así, me estoy organizando y preparando para desaparecer unas semanas, igual que todos los años en estas fechas. Para ello, he elaborado una pequeña lista de chequeo para no olvidarme de nada:
- Avisar a los clientes con antelación de que estaré fuera o no disponible para encargos y en qué fechas. Cualquier autónomo que aprecie a sus clientes y quiera seguir trabajando con ellos después de las vacaciones, debería comunicarle, por lo menos, el periodo aproximado en el que va a estar ausente. Este año, las fechas de mis “vacaciones” no dependen de mí, pero mis clientes lo saben y no les pillará por sorpresa que, de repente, salga corriendo hacia el paritorio y la subsiguiente baja por paternidad.
- Preparar el mensaje de aviso definitivo (en castellano y alemán) y la lista de distribución, para comunicar a mis clientes y colegas el inicio de mis “vacaciones” y para recomendarles también los colegas que me puedan sustituir (indicando nombre, teléfono y dirección de e-mail). Y es que a ningún cliente le sienta mal que me coja vacaciones, pero sí agradece que le dé alternativas para poder cubrir los encargos en mi ausencia.
- Igualmente preparar una contestación automática con la misma información, que se envía automáticamente (como bien indica el nombre) cada vez que reciba un correo en mi dirección de e-mail profesional. De esta forma, también quedan avisados aquellos que no hayan recibido mi mensaje de aviso, igual que los clientes o colegas que me contacten por primera vez. No cuesta nada prepararlo (ver aquí, p. ej.), y es más profesional que dejar al remitente con la duda de si estoy fuera o incluso pasando de él… (Importante: ¡desactivar la contestación automática al volver para no prolongar las vacaciones infinitamente!)
- NO publicar demasiados detalles en las redes sociales o en los estatus de Messenger, Skype, etc. Como la privacidad de esta información no está asegurada, prefiero ser cauteloso a invitar públicamente a posibles ladrones a aprovecharse de mi ausencia y a vaciar mi piso.
- Preparar una copia de seguridad especialmente exhaustiva para (a) tener la seguridad (y nunca mejor dicho) de que, pase lo que pase, no tendré que empezar desde cero después de volver, y para (b) tener a mano una copia de cualquier fichero recibido y traducido hasta el momento, por si un cliente habitual tuviera una emergencia (y es que para algunos, yo soy su copia de seguridad…)
- Desactivar el desvío de llamadas. Cuando salgo de casa en horario laboral habitual, desvío la llamada del número fijo a mi móvil para estar localizable. Por eso, para coger las vacaciones es fundamental asegurarme que este desvío esté desactivado, si no quiero convertir la melodía del móvil en la banda sonora de mi descanso.
- Hablando de “descanso”: durante mis vacaciones no traduzco ni una sola palabra. Como bien define la RAE: “vacación (del lat. vacatĭo, -ōnis): 1. f. Descanso temporal de una actividad habitual, principalmente del trabajo remunerado o de los estudios.” Por eso, para mí, descansar es dejar por completo mi actividad habitual: traducir. (Creo que este año salgo perdiendo en cuanto al descanso se refiere porque cambio la actividad habitual por unas cuantas nuevas…)
- Escribir una lista de chequeo como ésta resulta de los más útil. De hecho, mientras la escribo se me van ocurriendo algunos puntos que no había pensado al principio.
- Por último, ir sobre seguro y despedirme ya de mis lectores: ¡os deseo a todos unas felices vacaciones!… bis bald!
¡Hasta pronto – ojalá nos veremos! 🙂
Eso digo yo: ¡ojalá! En todo caso, avisa cuando estés en Valencia, e intentaremos quedar…