Spanier verabschieden sich anders. Ich meine damit nicht etwa „adios“, „hasta la vista“ oder andere spanische Abschiedsformeln; über die habe ich bereits an anderer Stelle geschrieben (PDF-Auszug aus meinem Buch „Man spricht Spanisch!“). Nein, spanische Abschiede klingen nicht nur anders, sie dauern auch vieeeeeeeeel länger. Oft leitet die Verabschiedung nur den zweiten Teil des Treffens oder Gesprächs ein. Ein Beispiel: Trifft man sich mit Spaniern zum Essen, so kommt die Unterhaltung erst richtig in Fahrt, sobald man das Lokal verlässt und sich auf der Straße verabschieden will. Ich als pragmatischer Deutscher sage „Tschüss. Bis demnächst!“ Spanier sagen „adiós“, holen Luft und legen dann so richtig los. „Ach ja, was ich dir noch sagen wollte …“, „Bevor ich es vergesse, …“, „Übrigens …“ sind beliebte Formeln, mit denen das schier endlose Abschiedsritual eingeleitet wird. Und selbst wenn dann die ersten Schritte in entgegengesetzte Richtungen führen, geht das Gespräch natürlich noch weiter. Schließlich kann jede noch so große Entfernung mit der entsprechenden Lautstärke überwunden werden, indem man für jeden Meter ein Dezibel drauflegt …
Lange Verabschiedungen gibt es natürlich auch am Telefon. Wenn der Anrufer „adiós“ sagt, sollte man eigentlich davon ausgehen, dass das Gespräch beendet ist. Weit gefehlt, denn auch Telefonate lassen sich mit unzähligen Postskripta verlängern. Zugegeben, das ist allerdings kein rein spanisches Phänomen, sondern bei Müttern, Schwiegermüttern und Großmüttern aus aller Welt recht verbreitet …
Besonders interessant finde ich endlose Abschiedsszenen an Bushaltestellen, Bahnhöfen, Flughäfen oder Häfen. Wenn beispielsweise ein Pärchen gemeinsam wartet, dann aber nur einer von beiden abreist. Selbst wenn man sich eigentlich schon alles gesagt hat, kennt die Verabschiedung keine Grenzen und wird trotz sämtlicher Barrieren noch fortgesetzt, solange Blickkontakt besteht. „Ich rufe dich heute Abend an!“ Verständnisloses Kopfschütteln und stumme Lippenbewegungen beim Gegenüber. „Iiiiich ruuuuuufe nachheeeeer aaahan!“ Erneutes Kopfschütteln mit Handbewegung in Richtung Ohr nach dem Motto „Ich kann dich nicht hören.“ Mit einer Hand wird dann ein imaginäres Telefon ans Ohr gehalten. Ahhh, auf der anderen Seite ist der Groschen gefallen und die Antwort folgt mit lautloser Mimik. Wenn man die Szene vom Bus oder Zug aus mitverfolgt hat, bekommt man fast Lust, sich ins „Gespräch“ einzumischen und zu dolmetschen: „Ja, er erwartet Ihren Anruf und liebt Sie auch!“ Tja, es fällt nicht immer leicht, sich zurückzuhalten. Gerade als unfreiwilliger Ohrenzeuge nächtlicher Verabschiedungen auf offener Straße muss ich mich oft bremsen. Denn wenn man sich um 4 Uhr morgens vom Bett aus stundenlang Gespräche vom Typ „Ich rufe dich dann an“, „Nicht, wenn ich dich zuerst anrufe“ anhören muss, kommt man schon mal in Versuchung zu „ADIÓS –geht mit Gott, aber geht!
La verdad es que un poquito pesaos sí que somos. 😉
Si todos fuéramos iguales, el mundo sería muy aburrido 😉
Hola André!!!!
Por una vez he de admitir que eso de las despedidas tediosas y dilatadas es algo bastante homogéneo en El Estado Espanol, por no advertir que los andaluzes son los que mas cumplen con este requisito…………….
jaja. justo anoche estaba yo pensando lo mismo cuando me intentaba despedir, que siempre se nos ocurren las cosas cuando nos vamos. tres cuartos de hora tardé en irme después del “bueno, me voy” :o) muy buena tu reflexión. beso
Gracias, Itziar, me alegro de que compartas mi experiencia, jeje. La verdad es que “bueno, me voy” es una expresión clásica, que, paradójacamente, se usa mucho para indicar que no tienes ninguna intención de irte… 😉
A mí la despedida española que me parece muy ejemplificante de cómo somos es el “hasta ahora”, de la que precisamente fui consciente de lo poco realista que era cuando empecé a aprender alemán en Leipzig: me dio por hacerle un traducción literal “Bis jetzt” que fui utilizando pensando que todos los “hasta” eran equivalentes con los “bis” en despedidas hasta que mi mitbewohner un día me comentó por fin que eso no era correcto en alemán y que además no tenía nada de sentido. Y en el fondo no es más que una de esas nociones del tiempo que tenemos en España y que chocan tanto con la puntualidad teutona 🙂
Cierto, José, en alemán decimos “bis gleich”, y realmente significa eso: nos volvemos a ver enseguida. En España se dice “hasta ahora”, “hasta luego”, aunque no haya previsión de volver a verse en algún tiempo. Y sí, definitivamente no coinciden las nociones del tiempo de las dos culturas, porque el famoso “luego” es una de las palabras más imprecisas que conozco y puede significar “ahora”, “después”, “en un rato”, “más tarde”, “mañana”, “otro día” e incluso “nunca” 😉
Hay que ver la etimologia de la palabra, luego biene del latin locus, que significa lugar, de esto se puede deducir que la evolución de de la palabra remite a otro sitio.Por lo tanto, hasta luego si que es algo muy inexacto, yo diria incluso que hasta un tanto inextricable.
Saludos
Es la ventaja competitiva latina. Los latinos actuamos sobre la marcha, cuando se nos ocurren las cosas, que suele ser en el último minuto. Los anglosajones, con meticulosidad germana y puntualidad inglesa. No obstante, no sé qué es peor (o mejor).
Para ilustrar la diferencia:
Los latinos no planificamos un viaje: salimos al buen tuntún y Dios proveerá (que pare eso tenemos una «fe ciega»). Vamos al aeropuerto y el avión ya ha salido. Bueno, pues tomamos el siguiente, que para eso no hemos hecho reserva con antelación alguna. O cambiamos de destino, que lo importante es «hacer vacaciones» yno dónde. Llegamos a destino y búscamos un hotel . No hay plazas. Buscamos otro y así sigue, hasta que encontramos alojamiento y, si no lo encontramos, pues seguimos a nuestro próximo destino (que tampoco sabemos con exactitud cuál va a ser). O dormimos al raso, en la playa. Total, buscando hoteles, de paso hemos visitado la ciudad, sin guía, que cuesta una pasta (y con la que está cayendo…).
Los anglosajones planifican sus vacaciones con un año de antelación: hacen la reserva en un hotel, en el que ya han estado y les ha gustado. O porque se lo han recomendado unos amigos de confianza de toda la vida. Llegan a destino y se dirigen al hotel para el cual han hecho la reserva con la tranquilidad de tener reservado el alojamiento (y también el papeo, just in case…). Llegan a la dirección que les proporcionó la agencia de viajes y… ¡el hotel no existe! Ha sido reconvertido en un hospital…! (hecho real). Se dirigen a la Oficina de Turismo para reclamar y preguntan por el Hotel «Nosecuantóston».
Les informan de que lo han edificado frente del hospital, hará cosa de un año o así. Pero, que no hay plazas hasta dentro de tropecientos meses. Su reserva no existe porque, como buenos latinos, a edificionuevo, todo nuevo: ¡no íbamos a cargar con los ordenadores viejos, ni a transferir todo el software! ¡En la Oficina de Turismo preguntan por un alojamiento alternativo y les responden que sólo quedan plazas en el hotel «Los Chinches». No entiendo muy bien el porqué, pero el nombre del hotel no les acaba de convencer. Así que, deciden proseguir su viaje y se dirigen al aeropuerto. La reserva de su vuelo ha sido anulada, que no canceolada, porque la compañía de aviación está en concurso de acreedores (hecho real).
Al final, después de todas estas peripecias deciden que,para pasar unas vacaciones en estas condiciones, más vale quedarse en casa. Y esto es lo que hacen: compran un vuelo para todos a Francoforte del Meno (no sé a quién narices se le ocurrió traducir Frankfurt am Mein por semejante memez, pero merecen que lo cuelguen), que no hay nada que estar en la casa de uno. Y ¡a planificar con mayor meticulosidad la vacaciones del año que viene!
En resumen, han disfrutado de tres días de vacaciones: uno de ida, otro de regres y el de en medio, en el que se pasaron el día intentando «cuadrar la planificación anglosajona con la realidad latina».
¡Por algo los españoles inventamos la fregona y ellos no! 😉
Entonces, según tu descripción, yo debo de ser anglosajona. 🙂
Hola, Isabel: evidentemente, es una descripción exagerada. Pero, puedo asegurarte que lo del hotel es cierto. En su lugar, aprovecharon el edificio para alojar el actualmente denominado «Hospital de Barcelona».
Al igual que es cierto que cierta compañía de vuelos low-cost era de tan bajo coste que terminó dejando tiradas en los aeropuertos españoles a miles de personas que habían hecho y pagado su reserva.
Gracias, Pablo.
Resumen: hagas lo que hagas, las cosas se te pueden torcer igualmente, por muy previsor que seas, ¿no? 😉
Lo que vengo a decir es que el concepto tiempo es «elástico» en los países latinos e «inelástico» en los países anglosajones, pero que no podría decir con certeza cual es mejor o peor. Es como lo has descrito antes: bis bald puede ser o no ser «hasta pronto». Dependerá de los interlocutores.
Lo que si sé, es que los anglosajones se adaptan enseguida a las circunstancias latinaa (al sol, al vino y a las hermosas mujeres latinas) y, al revés, pues no tanto… 😉
Hola pablo!!!
A que te refieres con latinos???
A mí siempre me hace gracia eso de saludar y despedirse de todo el mundo en el ascensor. Si hicieras eso en inglaterra, llamarían a la policía. :.)
Hombre, es como encontrarte con una persona desconocida en una aldea o en medio del bosque… es casi obligatorio saludar 😉
Muy buen análisis, André. Para esto de las despedidas yo soy muy poco española: me desquicia que el adiós (en persona, por teléfono, por chat) se alargue hasta el infinitivo con una nueva conversación que podríamos haber tenido antes de empezar a despedirnos.
Uy, hasta el infinitivo no (me salió la vena traductora); hasta el infinito. :-DD
jeje, gracias, Isabel. Veo que opinamos igual.
Para decirlo con palabras de Buzz Lightyear y tuyas, las despedidas españolas van “hasta el *infinitivo* y más allá” 😉
Hola André. Muy de acuerdo, como casi siempre. Aquí tienes mi contribución al tema:
Despedirse a la española.
http://bit.ly/17KGAnM
Hola, Natalia:
Muchas gracias por comentar y por el enlace. Luego haré una mención a tu libro en mi perfil de alemol en FB. Por cierto, soy alemol, no alemañol 😉
Saludos (que me voy yendo, jeje),
André
¡Ay! perdón. Lo corregiré. Ich fange langsam an zu gehen. 🙂
😉